Las acciones deben destacar la sostenibilidad de la agricultura de la Unión, destacando su papel beneficioso para la acción por el clima y el medio ambiente.
Las acciones deben abordar cómo los productos promovidos y sus métodos de producción contribuyen a la mitigación del cambio climático (p. ej., reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y/o aumento de las absorciones de carbono) y/o adaptación (p. ej., cultivos resistentes al clima y variedades de cultivo).