Dr. Robert Savé Monserrat. Experto en vitivinicultura y cambio climático IRTA
La agricultura y dentro de ella el sector vitivinícola, tanto desde perspectivas generales como muy particulares, según las peculiaridades y circunstancias de cada realidad, están en un momento clave de valoración, para transformarse siguiendo una evolución positiva.
A nivel vitivinícola es bien conocido y por lo tanto asumido, el condicionante del cambio climático, al que se añaden retos de mercado, de consumo, de sanidad …, que hacen que las aproximadamente 950000 ha de viña en España, de las que un 65% están y estarán en secano, independientemente de la sequía ambiental que haya en cada lugar y momento, estén frente de un importante reto y por tanto, de la necesidad de tomar decisiones.
Para ello, se puede empezar a pensar en soluciones totalmente innovadoras, casi milagrosas o bien, sin olvidar lo ahora dicho, adaptar lo que otros hacen en situaciones similares, a nuestras circunstancias.
Hay que recalcar el concepto nuestras circunstancias, que son mayoritariamente las del mediterráneo y por tanto, sin que parezca un olvido o despreció, indica que es interesante separarnos en la medida de lo posible de los referentes que hemos utilizado indiscriminada y mayoritariamente hasta ahora, más propios de otras zonas edafoclimáticas, socioeconómicas y culturales, para fijarnos en nuestros semejantes como es el caso de Australia, ya descrita como mediterránea, desde los años 80 del siglo pasado con el estudio ecológico respecto de la convergencia de este tipo de ecosistema desarrollado por Mooney, Fuentes y Montenegro (investigadora que desarrolló una estancia en el nuestro departamento del IRTA a inicios del siglo actual).
Del plan estratégico generado por el Instituto de Investigación del Vino de Australia, se puede destacar, por el interés y aplicabilidad, para mí necesaria, así como el escalado funcional, que conceptualmente se visualiza en el concepto de investigación a nivel nacional, desarrollo a nivel regional (DO) y extensión a nivel local (www.awri.com.au/flip/RDE-Plan-2017-2025/files/assets/basic-html/page-1.html), siendo este esquema, una vía, ya que seguro debe haber más, para avanzar rápido y bien, en una realidad incierta, multifactorial y acelerada, hacia un futuro descrito pero no decidido.
Además, todo ello, se tiene que hacer en un periodo de tiempo corto y cercano, bajo las normas del Pacto Verde y las estrategias de la Granja a la Mesa y de la Biodiversidad de la UE, que conlleva grandes cambios agronómicos, ya que habrá si o si, reducir el uso de productos químicos, aumentar la superficie destinada a fines ambientales, fijar carbono, optimizar el uso del agua …, y por tanto, será necesaria una transformación de los esquemas, métodos y sectores empleados, para tomar decisiones por los agricultores y las empresas agrarias y así cumplir con estos requisitos descritos por la UE y la posibilidad de obtener y usar fondos New Generation.
Por lo tanto, siempre a mi entender, es absolutamente necesario generar un sistema de extensión agraria, que se mueva a nivel local, para hacer llegar a agricultores y consorcios agro industriales, todo el conocimiento generado en la investigación y el desarrollo, el cual, tiene que hacerse cotidiana y próximamente, para que todo el saber de la academia y la experiencia del sector, generen sinergias y en consecuencia, la necesaria transformación, para seguir cumpliendo su objetivo, su misión, generar alimentos sanos y saludables para todos.
En la situación actual, el Pacto Verde es una buena propuesta, pero totalmente inviable, sino se apoya en cambios sistémicos, generados a partir de la educación, la formación, la investigación, el conocimiento en red …, es decir, en la consecución y aplicación de otro modelo funcional, diferente del actual, que recordemos al IPCC y el MedECC (2014, 2021) nos ha llevado a la realidad ambiental actual, que ha derivado en una gran emergencia social, en la que la agricultura, la alimentación, la salud que de ella deriva, debe jugar un papel principal en el futuro.